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Atrofia progresiva de retina

La atrofia progresiva de retina (ARP) es una enfermedad ocular que puede presentarse en perros y que conduce a una pérdida gradual de la visión. La ARP es una enfermedad hereditaria causada por cambios patológicos en la retina. La retina contiene células llamadas bastones y conos, que son importantes para la visión. Los bastones se encargan de ver en la oscuridad, y los conos, de ver a la luz del día y los colores. En la ARP, estas células degeneran con el tiempo y provocan ceguera nocturna y, más tarde, ceguera total.

En este artículo, aprenderá más sobre las causas, los síntomas, el diagnóstico y el tratamiento de la ARP en perros. También le damos consejos sobre cómo puede ayudar a su perro a sobrellevar esta enfermedad.

Causas de la ARP en perros

La ARP es una enfermedad genética que se transmite de padres a hijos. Existen varias formas de ARP, que difieren en el tipo de herencia, el momento de aparición y la evolución de la enfermedad. Las formas más comunes son

  • ARPgeneralizada (ARPG): Esta forma afecta a muchas razas de perros y puede aparecer en una fase temprana o tardía. En la ARPG, suelen afectarse primero los bastones, lo que provoca ceguera nocturna. Posteriormente, también se ven afectados los conos, lo que provoca ceguera diurna y daltonismo. La ceguera suele ser total entre los 3 y los 5 años de edad.
  • Atrofia Retiniana Progresiva Central (CPRA): Esta forma afecta principalmente a los Labradores Retriever y Golden Retriever. En la CPRA, primero se ven afectados los conos, lo que provoca una reducción de la agudeza visual y una restricción del campo de visión. Los bastones se ven afectados más tarde, lo que provoca ceguera nocturna. La ceguera suele ser total entre los 6 y los 8 años de edad.
  • Atrofia progresiva de retina ligada al cromosoma X (XLPRA): Esta forma afecta principalmente a los huskies siberianos y a los samoyedos. En la XLPRA, el gen responsable está ligado al cromosoma X, lo que significa que sólo los perros macho pueden desarrollar la enfermedad. Las hembras sólo son portadoras del gen. En la XLPRA, se ven afectados tanto los bastones como los conos, lo que provoca una rápida ceguera a la edad de 1 a 2 años.

Aún no se conocen los genes exactos responsables de la ARP en todas las razas caninas. Sin embargo, existen pruebas genéticas para algunas razas que pueden determinar el riesgo de ARP. Estas pruebas pueden ayudar a reducir la propagación de la ARP utilizando sólo perros sanos o libres para la cría.

Síntomas de la ARP en perros

Los síntomas de la ARP en perros dependen de la forma y el estadio de la enfermedad. Los primeros signos pueden ser

  • Dificultad para ver al anochecer o en la oscuridad
  • Pupilas agrandadas o brillantes
  • Mayor brillo de los ojos a la luz
  • Comportamiento cauteloso o ansioso
  • Chocar contra objetos o paredes
  • Menor actividad o comportamiento juguetón

En fases avanzadas, pueden aparecer los siguientes síntomas

  • Dificultad para ver a la luz del día o con luz brillante
  • Campo visual limitado o perdido
  • Daltonismo
  • Velo gris o verde sobre los ojos
  • Ceguera total

La ARP es una enfermedad indolora que no afecta directamente al perro. Sin embargo, la ceguera puede provocar estrés, ansiedad o depresión, lo que reduce el bienestar y la calidad de vida del perro.

Diagnóstico de la ARP en perros

La ARP en perros se diagnostica mediante un examen exhaustivo de los ojos realizado por un veterinario o un oftalmólogo. Para ello, se examina la retina y otras estructuras oculares con un aparato especial llamado oftalmoscopio. También se realizan varias pruebas para comprobar el funcionamiento de la retina, como por ejemplo

  • Electrorretinografía (ERG): Esta prueba mide la actividad eléctrica de la retina cuando se expone a estímulos luminosos. En la ARP, esta actividad está reducida o ausente.
  • Tomografía de coherencia óptica (OCT): esta prueba produce una imagen detallada de la retina y sus capas. En la ARP, estas capas son más finas o están destruidas.
  • Angiografía fluoresceínica (AF): Esta prueba utiliza un color especial que se inyecta en los vasos sanguíneos del ojo. El color se registra con una cámara para evaluar el flujo sanguíneo en la retina. En la ARP, este flujo sanguíneo está reducido o interrumpido.

Además de estas pruebas, también puede realizarse una prueba genética para determinar la presencia o ausencia del gen de la ARP. Esta prueba también puede realizarse en perros sanos para determinar su condición de portadores o portadoras.

Tratamiento de la ARP en perros

Lamentablemente, en la actualidad no existe ningún tratamiento eficaz ni cura para la ARP en perros. La enfermedad es progresiva e irreversible. Sin embargo, existen algunas formas de ayudar al perro y mejorar su calidad de vida. Entre ellas se incluyen:

  • Revisiones periódicas con un veterinario u oftalmólogo para controlar la progresión de la enfermedad y detectar y tratar posibles complicaciones como cataratas o glaucoma.
  • Una dieta equilibrada con ingredientes de alta calidad y suplementos que puedan favorecer la salud ocular, como antioxidantes, ácidos grasos omega-3 o luteína.
  • Un entorno seguro y familiar para el perro en el que se sienta cómodo y orientado. Deben evitarse los cambios bruscos, como reordenar los muebles o añadir objetos nuevos. Además, deben asegurarse las fuentes potenciales de peligro, como escaleras o bordes afilados.
  • Cuidado suave y paciente del perro que transmita seguridad y confianza. Deben utilizarse órdenes claras y coherentes para guiar y advertir al perro. Además, deben darse refuerzos positivos, como elogios o golosinas, para motivar al perro y aumentar su confianza en sí mismo.
  • Estimulación física y mental adecuada del perro que ponga a prueba sus sentidos y su inteligencia. Deben elegirse actividades divertidas para el perro y adecuadas a sus capacidades. Por ejemplo, pueden utilizarse juegos con sonidos u olores para atraer y recompensar al perro.

La ARP es una enfermedad ocular grave de los perros que puede provocar ceguera. La ARP es hereditaria y puede adoptar diversas formas. Los síntomas dependen del estadio de la enfermedad y pueden ir desde la ceguera nocturna hasta la ceguera total. El diagnóstico se basa en un examen de los ojos y diversas pruebas. No existe tratamiento ni cura, pero hay formas de ayudar al perro y mejorar su calidad de vida.


Los autores parten de la base de que debe consultarse a un veterinario si un animal está enfermo y de que la medicación sólo debe tomarse tras consultar a un médico o farmacéutico. Sólo un examen individual puede conducir a un diagnóstico y a una decisión terapéutica.

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