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infecciones parasitarias

Los parásitos son organismos que se alimentan de otro organismo o se reproducen con su ayuda. El animal (o humano) infestado por el parásito se denomina huésped. Los parásitos de los perros son, por tanto, parásitos que obtienen beneficios unilaterales de la convivencia con nuestros perros.

Los parásitos pueden clasificarse en dos grupos: Endoparásitos y ectoparásitos. Los endoparásitos viven dentro del perro, por ejemplo en los intestinos, los pulmones o el corazón. Los ectoparásitos viven en la superficie del cuerpo del perro, por ejemplo en la piel o en el pelo.

Las infecciones parasitarias pueden ser muy desagradables e incluso peligrosas para su perro. Pueden provocar diversos síntomas que varían en función del tipo y la gravedad de la infección. Además, algunos parásitos también pueden transmitirse a los humanos y provocar enfermedades. Por tanto, es importante controlar periódicamente la presencia de parásitos en su perro y tratarlos.

En este artículo aprenderá más sobre los parásitos más comunes en los perros, cómo reconocerlos y prevenirlos y cómo se tratan.

Endoparásitos

Los endoparásitos son gusanos y protozoos que viven en órganos internos como los intestinos, los pulmones o el corazón. Suelen ingerirse por vía oral, por ejemplo a través del contacto con heces, tierra o agua infectadas, al comer carne cruda o al picar a huéspedes intermediarios como pulgas o mosquitos.

Gusanos

Las lombrices son los endoparásitos más conocidos en los perros. Existen diferentes tipos de gusanos que pueden infestar distintos órganos. Los más comunes son

  • Gusanos redondos: Viven en el intestino delgado y pueden crecer hasta 18 cm de largo. Tienen aspecto de espaguetis y a veces pueden ser visibles en el vómito o las heces del perro. Las lombrices intestinales pueden causar diarrea, vómitos, dolor abdominal, flatulencia, pérdida de apetito, emaciación e hinchazón de estómago, especialmente en cachorros. También pueden debilitar el sistema inmunitario y afectar al crecimiento. Los ascáridos son zoonóticos, lo que significa que también pueden contagiarse a los humanos y causar daños oculares o hepáticos, entre otras cosas.
  • Anquilostomas: también viven en el intestino delgado y son mucho más pequeños que los ascáridos. Tienen un aparato bucal en forma de gancho con el que se adhieren a la mucosa intestinal y succionan la sangre. Los anquilostomas pueden provocar anemia, diarrea, vómitos, pérdida de peso y debilidad. Incluso pueden ser mortales para los cachorros. Los anquilostomas también son zoonóticos y pueden causar inflamación de la piel o daños intestinales en los humanos.
  • Tenias: Viven en el intestino delgado o grueso y están formadas por muchos segmentos planos, cada uno de los cuales contiene huevos. Los segmentos se excretan con las heces y parecen granos de arroz. Las tenias suelen transmitirse a través del consumo de huéspedes intermediarios, como pulgas o roedores. Las tenias no suelen causar síntomas graves, pero pueden provocar picor en el ano, diarrea, vómitos o disminución del rendimiento. Algunas especies de tenias son zoonóticas y pueden formar quistes en diversos órganos de los seres humanos.
  • Gusanos del corazón: Viven en los grandes vasos sanguíneos del corazón y los pulmones y pueden crecer hasta 30 cm de largo. Se transmiten por la picadura de mosquitos que portan las larvas del gusano. Los gusanos del corazón pueden provocar insuficiencia cardiaca, tos, dificultad respiratoria, daños hepáticos, insuficiencia renal e incluso la muerte. Los gusanos del corazón siguen siendo raros en Alemania, pero se encuentran en el sur y el este de Europa, así como en regiones tropicales y subtropicales. Los gusanos del corazón no son zoonóticos, pero pueden aparecer en gatos y hurones.

El diagnóstico de las lombrices suele hacerse examinando una muestra fecal en busca de huevos o segmentos de lombriz. El tratamiento consiste en la administración de un medicamento desparasitante especial, que debe personalizarse en función del tipo de gusano y del perro. Prevenir las lombrices es muy importante para proteger la salud de su perro y su familia. Esto incluye

  • Desparasitar regularmente a su perro según un calendario individualizado establecido por su veterinario. La frecuencia de la desparasitación depende de varios factores, como la edad, la salud, el estilo de vida y el comportamiento de viaje de su perro. En general, se recomienda desparasitar cada tres a seis meses, con mayor frecuencia en el caso de los cachorros.
  • Evitar el contacto con heces, tierra o agua infectadas. Esto también incluye retirar regularmente las heces de perro del jardín o de lugares públicos.
  • Evitar la carne o los despojos crudos que puedan estar contaminados con larvas de gusano. Si quiere alimentar a su perro con carne cruda, debe congelarla o hervirla primero para matar las larvas.
  • Controlar los hospedadores intermediarios, como pulgas o mosquitos, con productos adecuados como spot-ons, collares o sprays.

Protozoos

Además de los gusanos, varios protozoos son endoparásitos típicos de los perros. Como en el caso de las lombrices, los animales jóvenes están especialmente expuestos. En los perros adultos, la infección suele evolucionar sin más síntomas. Los protozoos más comunes son

  • Giardia: son flagelados que se ingieren por vía oral y se multiplican en el intestino delgado. Suelen provocar diarrea entre acuosa y viscosa, que también puede contener sangre. La giardia también puede provocar vómitos, pérdida de apetito, pérdida de peso y deshidratación. La giardia es zoonótica y también puede causar diarrea en humanos.
  • Coccidios: son animales con esporas que se ingieren por vía oral y se multiplican en el intestino delgado. Suelen causar diarrea sanguinolenta, que también puede contener mucosidad. Los coccidios también pueden provocar vómitos, fiebre, agotamiento y deshidratación. Los coccidios no son zoonóticos, pero pueden aparecer en gatos.
  • Leishmania: Son parásitos unicelulares que se transmiten por la picadura de los flebótomos. Infectan diversos órganos como la piel, los ganglios linfáticos, la médula ósea o los órganos internos. La leishmania puede provocar alteraciones cutáneas como caída del cabello, caspa, úlceras o nódulos. También pueden provocar fiebre, pérdida de peso, anemia, insuficiencia renal o inflamación de las articulaciones. Las leishmanias siguen siendo raras en Alemania, pero se encuentran en el sur y el este de Europa, así como en regiones tropicales y subtropicales. Las leishmanias son zoonóticas y pueden causar enfermedades de la piel o de los órganos en los seres humanos.

El diagnóstico de los protozoos suele hacerse examinando una muestra fecal en busca de parásitos o sus antígenos. El tratamiento consiste en la administración de medicación especial, que debe personalizarse en función del parásito y del perro. La prevención de los protozoos es similar a la de las lombrices:

  • Examen regular de las heces en busca de parásitos o sus antígenos.
  • Evitar el contacto con heces, tierra o agua infectadas.

Los autores parten de la base de que debe consultarse a un veterinario si un animal está enfermo y de que la medicación sólo debe tomarse tras consultar a un médico o farmacéutico. Sólo un examen individual puede conducir a un diagnóstico y a una decisión terapéutica.

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