Depresión
La depresión no es sólo un problema humano. Los perros también pueden sufrir cambios de humor, desgana y tristeza. En esta entrada del blog aprenderás a reconocer y tratar la depresión en tu perro.
¿Qué es la depresión en los perros?
La depresión en los perros es una enfermedad mental caracterizada por un estado de ánimo bajo y persistente, pérdida de interés y cambios de comportamiento. Aún no se conocen con exactitud las causas de la depresión en los perros, pero hay algunos factores que pueden aumentar el riesgo. Entre ellos se incluyen:
- Experiencias traumáticas, como la pérdida de un ser querido o una mascota, una mudanza o un accidente.
- Aburrimiento, soledad o falta de actividad
- Cambios hormonales, como la esterilización o el celo
- Dolores o enfermedades crónicas, como artritis o diabetes
- Efectos secundarios de medicamentos o vacunas
¿Cómo reconozco la depresión en mi perro?
La depresión en los perros puede manifestarse con diversos síntomas, que pueden variar según el perro y la situación. Algunos de los signos más comunes son
- Disminución del apetito o reticencia a comer
- Aislamiento de las personas o de otros animales
- Actividad reducida o apatía
- Aullidos, quejidos o lloriqueos frecuentes.
- Cambios en los hábitos de sueño, como dormir demasiado o demasiado poco.
- Cambios en la postura corporal, como bajar la cabeza o meter la cola.
- Comportamiento agresivo o ansioso
- Comportamiento destructivo, como morder o arañar muebles o paredes.
- Cambios en el comportamiento de acicalamiento, como lamerse más o perder pelo.
¿Cómo puedo ayudar a mi perro?
Si sospecha que su perro está deprimido, consulte primero a un veterinario para descartar otras posibles causas de los síntomas. El veterinario también puede recomendar el tratamiento adecuado, que puede incluir medicación, terapia o una combinación de ambas, según el caso.
Además del tratamiento veterinario, hay algunas cosas que puede hacer para ayudar a su perro a recuperar las ganas de vivir. He aquí algunos consejos:
- Dé a su perro mucho cariño y atención. Acarícielo, háblele y demuéstrele que cuenta con usted.
- Proporciónele suficiente ejercicio y actividad. Llévelo de paseo, juegue con él y enséñele nuevos trucos.
- Cree un entorno positivo y sin estrés para su perro. Proporciónele una cesta acogedora, agua fresca y comida sana. Evite ruidos fuertes, cambios bruscos o conflictos con otros animales.
- Fomente los contactos sociales de su perro. Deje que juegue con otros perros, vaya a una escuela canina o contrate a una canguro.
Los autores parten de la base de que debe consultarse a un veterinario si un animal está enfermo y de que la medicación sólo debe tomarse tras consultar a un médico o farmacéutico. Sólo un examen individual puede conducir a un diagnóstico y a una decisión terapéutica.
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