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Anaplasmosis

Una representación de Anaplasmosis

La anaplasmosis es una enfermedad infecciosa causada por bacterias del género Anaplasma. Estas bacterias se transmiten a los perros a través de la picadura de garrapatas y pueden dañar diversos órganos y células del perro. La anaplasmosis puede provocar síntomas graves como fiebre, pérdida de apetito, dolor articular, hemorragias y anemia. En esta entrada del blog encontrará más información sobre las causas, el diagnóstico, el tratamiento y la prevención de la anaplasmosis en perros.

Causas de la anaplasmosis

Los patógenos más comunes de la anaplasmosis en perros son Anaplasma phagocytophilum y Anaplasma platys. Estas bacterias son transmitidas al perro por la picadura de garrapatas infectadas. Las garrapatas deben estar adheridas al perro durante al menos 24 horas para transmitir las bacterias. Las garrapatas que transmiten Anaplasma phagocytophilum son principalmente la garrapata de ciervo (Ixodes ricinus) y la garrapata de patas negras (Ixodes scapularis). Las garrapatas que transmiten Anaplasma platys son principalmente la garrapata marrón del perro (Rhipicephalus sanguineus) y la garrapata americana del perro (Dermacentor variabilis).

Anaplasma phagocytophilum infecta los glóbulos blancos del perro y puede causar inflamación de los vasos sanguíneos, articulaciones, pulmones y cerebro. Anaplasma platys infecta las plaquetas del perro y puede causar problemas de coagulación y sangrados.

Diagnóstico de la anaplasmosis

El diagnóstico de anaplasmosis en perros se basa en los síntomas clínicos, el historial médico, la detección de anticuerpos contra las bacterias en el suero sanguíneo o la detección del ADN bacteriano en la sangre mediante la prueba PCR. Los síntomas clínicos de la anaplasmosis pueden variar según el órgano afectado, pero los signos típicos incluyen:

  • Fiebre
  • Pérdida de apetito
  • Pérdida de peso
  • Letargo
  • Dolor y hinchazón en las articulaciones
  • Cojera
  • Sangrado por la nariz, la boca o el ano
  • Moretones bajo la piel
  • Mucosas pálidas
  • Ganglios linfáticos agrandados
  • Dificultad para respirar
  • Tos
  • Convulsiones

Los síntomas pueden aparecer de manera aguda o crónica y pueden superponerse con otras enfermedades infecciosas como la enfermedad de Lyme o la ehrlichiosis. Por eso es importante realizar un diagnóstico preciso para asegurar un tratamiento adecuado.

Tratamiento de la anaplasmosis

El tratamiento de la anaplasmosis en perros consiste en la administración de antibióticos como doxiciclina o tetraciclina durante al menos cuatro semanas. Los antibióticos combaten las bacterias y pueden aliviar los síntomas, pero no siempre eliminan todas las bacterias y puede ocurrir una recaída. Por lo tanto, es importante no interrumpir el tratamiento prematuramente y realizar controles regulares con el veterinario.

Además de los antibióticos, puede ser necesario apoyar al perro con analgésicos, antiinflamatorios o transfusiones de sangre, dependiendo de la gravedad de la enfermedad. Una buena nutrición, suficiente líquido y reposo también pueden contribuir a la recuperación.

Prevención de la anaplasmosis

La mejor prevención de la anaplasmosis en perros es evitar las picaduras de garrapatas. Esto incluye revisar al perro regularmente para detectar garrapatas y retirarlas de manera rápida y correcta. Además, se debe tratar al perro con un producto adecuado contra las garrapatas que funcione como repelente y pesticida. Hay varios productos como collares, aplicaciones spot-on o tabletas que pueden proteger al perro de las garrapatas. Sin embargo, siempre se debe consultar al veterinario para elegir el producto más adecuado para el propio perro.

También se puede reducir el riesgo de picaduras de garrapatas manteniendo al perro alejado de áreas con alta presencia de garrapatas, como hierba alta, arbustos o bosques, y asegurándose de que no entre en contacto con animales salvajes que puedan transmitir garrapatas.

Finalmente, es recomendable realizar pruebas regulares de anaplasmosis para permitir un diagnóstico y tratamiento tempranos. Esto es especialmente importante para perros que viven en áreas endémicas o que viajan mucho.

 

Los autores parten de la base de que debe consultarse a un veterinario si un animal está enfermo y de que la medicación sólo debe tomarse tras consultar a un médico o farmacéutico. Sólo un examen individual puede conducir a un diagnóstico y a una decisión terapéutica.

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